El deseo sexual disminuyó significativamente después del inicio de la pandemia de COVID-19 y no se ha recuperado, de acuerdo con estudios123. Tanto hombres como mujeres han experimentado esta disminución en la función sexual, que incluye factores como el deseo, la excitación y el placer. Sin embargo, las mujeres, incluso más que los hombres, han manifestado conflictos en lo que respecta al deseo1.
El estrés relacionado con la crisis ha socavado la intimidad en las relaciones. Durante la pandemia, hubo importantes perturbaciones en la vida que no necesariamente desaparecieron cuando el mundo se reabrió. El estrés dificulta que el cuerpo encuentre espacio para el sexo, cerrando cualquier vía hacia la excitación y el deseo1. Además, la carga mental y el cambio en el estilo de vida, como trabajar desde casa y tener menos salidas sociales, afectaron especialmente a las mujeres1. Aunque las cosas volvieron a algo más cercano a la normalidad después del levantamiento del confinamiento, es posible que la gente se haya acostumbrado a cómo eran las cosas1.
En resumen, la pandemia ha tenido un impacto significativo en el deseo sexual de muchas mujeres, y es importante reconocer estos cambios y buscar maneras de mantener la intimidad y la conexión en las relaciones123.